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EL DISEÑO Y MATERIAL EN EL TALLER

Los trabajos se hacen en Plata de Ley 925, uno de los principales metales con que se trabaja en el mundo de la joyería.

Las posibilidades de combinación de este metal con el universo de colores y estilos de la moda son múltiples. Su cualidad central es la versatilidad, y por esta razón es la elección preferida para trabajar en El Taller .

El punto de color lo da la resina traslúcida, un material resistente que juega con la luz y le aporta a la pieza mucho estilo sin tener que recurrir a engarces o biseles, sistemas de sujeción tradicionales que “ensucian” el diseño principal.

 

 

El diseño de cada pieza ha sido previamente pensado en función de cómo lucirá una vez que se lleve puesta. Muchas veces el tránsito del boceto inicial al diseño definitivo es un proceso de cambios, inspirado en la búsqueda de la simplicidad y originalidad. Antes de llegar al papel, cada pieza da mil vueltas en la cabeza. Luego, al tiempo que se dibuja, surgen las interrogantes sobre cómo ejecutarla. Lo más seguro es el cambio: lo que nació de la imaginación es una semilla que crece y muta.

Cada pieza que sale de El Taller representa un juego de perspectivas: las distintas vistas que ofrece le dan complejidad. Las joyas adquieren formas únicas según sean miradas frontal o lateralmente. Incluso, pueden tener una tercera visual. Las múltiples lecturas contribuyen a que la pieza se adapte a cada estilo personal y aporten un toque extra a quien a lleve.

Con cualquier pieza de El Taller encontrarás el equilibrio perfecto que buscas.

 

EL PROCESO EN EL TALLER

CALAR

Cada una de las partes que componen la pieza se construye a partir de una lámina de Plata de Ley. Dependiendo de la forma final -anillo, colgante o pendientes- el grosor de la lámina será distinto. A veces una misma pieza tiene varios espesores. Luego se hace un despiece y cortes a mano con segueta.

 

LIMAR

Cuando cada parte haya sido calada se igualan los bordes con diferentes tipos de lima, de la de mayor grano a la de menor. Esto es porque los bordes que deja la segueta no son uniformes. El proceso se repite con cada una de las partes que componen la pieza. Después se repasa con un papel de lija suave de modo de eliminar eventuales películas de grasa o aceite que persistan en su superficie.

 

DAR FORMA

Las partes se colocan sobre el ladrillo ignífujo y se les da un poco de calor con el soplete. Esto se hace para que el material pierda su dureza y se vuelva más maleable para trabajar. Con un  martillo de goma o nylon -y con mas precisión que fuerza- comenzamos a darle forma. Si la joya es un anillo, se usa un lastre sobre el cual apoyaremos la pieza. Es preferible darle una curvatura más pequeña de la que necesitamos porque siempre será más fácil agrandar que reducir.

 

SOLDAR

Al soldar se colocan las piezas en la forma que queremos que queden y se les aplica soldadura. Si entre dos láminas de una misma pieza queda algún mínimo espacio, el metal calentado con el soplete las rellenará y unirá fuertemente. El proceso se repetirá si el diseño lleva más de dos componentes y se hará en cada punto o junta, protegiendo la superficie de las soldaduras previas con una pasta especial. Esto es necesario porque el punto de fusión de cada parte es distinto, sea por su forma, tamaño y espesor. Si no protegemos los puntos ya soldados, estos se calentarán y la soldadura se volverá a fundir separándose de nuevo. Una vez soldado todo, se introduce la pieza en un líquido especial y se hierve durante unos minutos para quitar el exceso de soldadura.

 

LIJAR

Una vez que estén todas las piezas soldadas, comienza lo que toma más tiempo: lijar. Se usan en secuencia las lijas número 240, 360, 400 y 600. Esta etapa puede hacerse a mano o con la ayuda de un motor, protegiendo los ojos con gafas y mascarilla. La pieza suele tener complejo de cohete y puede salir volando de tus manos y aterrizar en el suelo deformándose, en el mejor de los casos, o dirigiéndose a uno de tus ojos, en el peor.

Este proceso puede durar horas dependiendo de la limpieza de tus soldaduras. Es clave dedicar suficiente tiempo porque aquí reside el truco del efecto “espejo y brillante” de la plata.

 

El final de esta etapa consiste en cepillar y pulir.  Si tu paso anterior está bien hecho seguro te tomará menos tiempo llegar al brillo.

la resina para el color

La resina se prepara con un molde hecho especialmente para tu diseño con anterioridad o utilizando tu propias piezas como “contenedor”. Si quieres un color específico vas mezclando hasta llegar a él.

Luego se mezcla con el catalizador cuidadosamente, en una proporción especificada por el fabricante. Después se hace el vaciado, aplicando unos cuantos trucos para evitar o quitar las pequeñas burbujas que se producen en el procedimiento.

 

Es de notar que suele haber derrames y hay que ir rellenando cada pocos minutos. Pero no hay que preocuparse: al mismo tiempo la mezcla se va solidificando y deja de haber derrames.

 

Hay que esperar de 12 a 24 horas para que la resina esté completamente sólida. El tiempo necesario depende de la temperatura ambiente y la época del año. También de que la proporción resina-catalizador haya sido la óptima.

 

 

ACABADO

Cuando la resina está sólida desmoldamos la pieza y quitamos cuidadosamente los excesos con un alicate, lo que seguramente nos lleve de nuevo a lijar, cepillar y pulir la zona.

 

FIN

 

 

 

 

 

 

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